domingo, 30 de agosto de 2009

Pichón de águila



Lo de Piedra del Aguila en Neuquén el viernes a la noche, casi madrugada, fue demasiado fuerte hasta para el afónico protagonista Mario Das Neves. El gobernador de Chubut, y sus colaboradores, no sabían qué hacer esa noche de terror porque los colectivos con la gente (ganado) que iba con rumbo al gimnasio de Piedra de Aguila estaban varados en una ruta provincial neuquina por un pikete de ¿municipales? de esa pequeña localidad que nunca en su historia supo lo que es un corte de ruta.

Das Neves tenía todo listo a la 20 pasaditas, pero el gimnasio estaba vacío y Daniel Taito (subsecretario de Información Pública de Chubut) no encontraba respuestas a lo que sucedía y preparaba sus alicaídas nalgas para el certero zapatazo que llegó, según cuentan los íntimos, entrada la madrugada del sábado.

El gobernador, antes de quedarse sin palabras (literalmente) le apuntó sus cañones al secretario general de la presidencia de la Nación, Oscar Parrili, quien habría acordado con un puñado de amigos darle una cálida bienvenida al ‘Modelo Chubut’. Lo concreto es que el acto empezó tres horas más tarde de lo previsto, muy pocos medios regionales lo levantaron en tiempo y forma y poco trascendió en los multimedios nacionales que directamente no lo incluyeron en sus agendas o recibieron los desinflados partes de prensa cuando todas las redacciones ya estaban cerradas.

Lo de Piedra del Aguila fue en realidad eso, muchas piedras en el camino y un pichón de águila que está muy lejos de aprender a volar solo en un país tan expandido y con tantos ‘piketeros’ en las rutas aún más solitarias.